Me causa estupor la frase que se acuña en estos días para explicitar la superación gruesa de la emergencia sanitaria del COVID 19: "La Nueva Normalidad". Una paradoja en sí misma. Si bien podemos remitir a la idea de norma, está claro que a lo que nos referimos con normalidad es aquello que figura como norma pero que hace raíz en la sociedad a través de conductas repetitivas que automatizan su significado. La Nueva Normalidad implica un acostumbramiento al que nos deberemos someter de forma incierta. Está claro que a la normalidad como la conocemos no volveremos, y llamamos nueva normalidad para no sentirnos tan desnudos ante algo que no será lo mismo. Igualar lo diferente utilizando símbolos parecidos. Lo que deberíamos plantearnos es si queremos la nueva normalidad como aquella normalidad que conocíamos un poco maquillada o una anormalidad en donde reconstruir otra normalidad a largo plazo. Creo que a lo que el estado tiende es a decirnos: Bueno, evidentemente algo tendremos que cambiar, pero no se preocupen que haremos o posible para parecernos a aquella normalidad que ha muerto, pero no del todo. Una normalidad en la UCI, conectada al respirador en un estado cuasi vegetativo. ¿Qué hacemos? ¿Desconectamos o continuamos sumidos en esta enfermedad como si nada, tratando de disimular que el cuerpo inerte que yace en la cama sigue vivo?
Aprendiendo sobre la "nueva normalidad" con mi hijo